L A C I U D A D H E R I D A
La mirada del recorrido desde otra sensación, desde otro momento. La ciudad muta desde las miradas, mi ciudad es de huellas, una ciudad herida. La arquitectura se moderniza, se cubre de pieles higiénicas, suaves y brillantes, nuestro centro urbano pretende hacerlo. Los edificios conservan las heridas, soportan los dolores de la ciudad postmoderna; las grietas son el reflejo de nuestra nueva ciudad. La urbe se sobre-construye, se reedifica y se sobre-pobla, se injertan piezas que no calzan en el plano, lo que queda "es el residuo de la humanidad [...] su secuela" (Koolhaas, El Espacio Basura. p.1). Es la sensación de que lo que queda de realidad, son solo sus huellas, las marcas del tiempo, de los errores y de la ciudad oculta; las grietas, manchas, tinturas, ausencias y torceduras se ocultan, no son lo que queremos ver en nuestro camino, pero son lo que da vida a una urbanidad que desaparece con cada edificio levantado, remecen nuestra conciencia y nos muestran la ciudad oculta tras la higiénica belleza de la nueva arquitectura.
C I T A S O P O R T E
"Como hemos comentado anteriormente, el segundo camino abierto por el paradigma del cuerpo efímero en la visión organicista de la ciudad hace referencia a las deformidades. Los autores que se han interesado por ellas contraponen al atlético y bien proporcionado cuerpo renacentista y moderno, cuerpos ancianos, cuerpos paralíticos, cuerpos amputados, cuerpos desproporcionados. Tan sólo ellos pueden servir de metáfora de la amorfa ciudad contemporánea."
García Vázquez, Miguel, Ciudad Hojaldre, Editorial Gustavo Gilli, Barcelona, 2004, p.136.
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