lunes, 20 de junio de 2011

D I S P A R

DISLOCACIONES URBANAS 

Citas
1.6 La Ciudad Genérica es una ciudad liberada de la cautividad del centro, del corsé de la identidad. La Ciudad Genérica rompe con ese ciclo destructivo de la dependencia: no es más que un reflejo de la necesidad actual y la capacidad actual. Es la ciudad sin historia. Es suficientemente grande para todo el mundo. Es fácil. No necesita mantenimiento. Si se queda demasiado pequeña, simplemente se expande. Si se queda vieja, simplemente se autodestruye y se renueva. Es igual de emocionante – o poco emocionante- en todas partes. Es “superficial”: al igual que un estudio de Holliwood, puede producir una nueva identidad cada lunes por la mañana.  (p. 12)

8.3 Aunque infinitamente paciente, la Ciudad Genérica también se muestra persistentemente rebelde ante la especulación: demuestra que la sociología puede ser el peor sistema para captar la sociología en ciernes. Se mofa de cada crítica establecida. Aporta grandes cantidades de pruebas a favor y – en cantidades aún más impresionantes- en contra de cada hipótesis […] Extrañamente, nadie ha pensado que, acumulándolas, las infinitas contradicciones de estas interpretaciones demuestran la riqueza de la Ciudad Genérica: esa es la hipótesis que se ha eliminado por anticipado. (pp. 34-36)

Desarrollo de las citas
La ciudad genérica es extensa y superflua, es una ciudad móvil; cambia, se renueva, se viste y se desviste. La Ciudad genérica está hecha de unos y de otros, todos de acuerdo y a la vez en desacuerdo, se contradice y se condice, es una ciudad de la alteridad, nunca planeada pero por completo medida. La ciudad postmoderna está llena de si y de no, pero muy pocos tal vez.

Estrategia
Utilizar las contradicciones para mostrar el enfrentamiento de los fragmentos de la ciudad

Koolhaas, Rem, La ciudad genérica, Ed. Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2006. 



lunes, 6 de junio de 2011

L A C I U D A D D E L A E X P E R I E N C I A





































L A   C I U D A D   H E R I D A

La mirada del recorrido desde otra sensación, desde otro momento. La ciudad muta desde las miradas, mi ciudad es de huellas, una ciudad herida. La arquitectura se moderniza, se cubre de pieles higiénicas, suaves y brillantes, nuestro centro urbano pretende hacerlo. Los edificios conservan las heridas, soportan los dolores de la ciudad postmoderna; las grietas son el reflejo de nuestra nueva ciudad. La urbe se sobre-construye, se reedifica y se sobre-pobla, se injertan piezas que no calzan en el plano, lo que queda "es el residuo de la humanidad [...] su secuela" (Koolhaas, El Espacio Basura. p.1). Es la sensación de que lo que queda de realidad, son solo sus huellas, las marcas del tiempo, de los errores y de la ciudad oculta; las grietas, manchas, tinturas, ausencias y torceduras se ocultan, no son lo que queremos ver en nuestro camino, pero son lo que da vida a una urbanidad que desaparece con cada edificio levantado, remecen nuestra conciencia y nos muestran la ciudad oculta tras la higiénica belleza de la nueva arquitectura. 


C I T A  S O P O R T E 

"Como hemos comentado anteriormente, el segundo camino abierto por el paradigma del cuerpo efímero en la visión organicista de la ciudad hace referencia a las deformidades. Los autores que se han interesado por ellas contraponen al atlético y bien proporcionado cuerpo renacentista y moderno, cuerpos ancianos, cuerpos paralíticos, cuerpos amputados, cuerpos desproporcionados. Tan sólo ellos pueden servir de metáfora de la amorfa ciudad contemporánea."

García Vázquez, Miguel, Ciudad Hojaldre, Editorial Gustavo Gilli, Barcelona, 2004, p.136.


jueves, 2 de junio de 2011

B R A H I M _ O S C A R

El documental de Oscar Brahim se desarrolla en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en plena crisis financiera en diciembre de año 2001. Esta crisis y sus protagonistas políticos son utilizados por Oscar como medio para sus protestas. Él es un taxista de mala situación económica, por lo que desarrolla una crítica frente a la invasión publicitaria a la que se enfrenta en su diario tránsito por la ciudad, es testigo de la transformación de ésta. Un taxista es un personaje que no tiene destino definido, transita por la ciudad sin la ceguera de llegar hasta otro punto: él observa. Se hace presente la lógica de la deriva, en donde la ciudad aparece cuando no hay un fin que cumplir, el simulacro se torna invisible. Oscar es un tipo fastidiado con la sociedad y su anestesia frente al bombardeo publicitario, él se toma las calles utilizándolas de soporte para montar su propio espectáculo.

Y la gente se pelea con el tipo que está en la cola, o se pelea con el de la caja, o se pelea en el supermercado, pero… ¿Por qué la gente no pelea frente a un afiche? ¿Por qué no lo boxea el afiche? Porqué no dice ésta publicidad de mierda me tiene podrido. Tengo ganas de que alguien, te juro, tengo ganas de que alguien agarre la pintura, nosé… que haga una “x” así, y eso lo anuló. Le puso la “x” y dijo: “para mi esta publicidad no es nada”. Una “x”.

Es bajo esta lógica que él decide intervenir la publicidad, por medio de sus propios códigos; es un resistente que intenta evidenciar el poder oculto tras la simbología y retórica de los anuncios. Brahim da cuenta de la intención colonizadora de los sistemas de comunicación, en donde éstos tratan de insertar nuevos valores y necesidades por medio de la imposición de las mismas. “La publicidad es más bien la mediadora entre la racionalidad económica y tecnológica y las normas culturales y nuestra forma de ver, sentir y comprender el mundo.” (Subirats. E. p.147) Él descubre esta intención y la enfrenta por medio de una operación artística; lo que hace es afrontar la anestesia, el aburrimiento social frente a el exceso de estímulo visual, por medio de la intervención en los carteles publicitarios, haciendo que las personas den cuenta que están ahí, o que simplemente se molesten por su intervención: hace llamativo algo que antes era invisible.

Así me gustaría tener un auto a mí. ¿Sabés por qué? Porque no habría tanta preocupación de que te lo afanen. Un auto así, como que no… y no hay tanta preocupación de tu ego y de tu yo, ¿Entendés? El auto es la prolongación de uno.

Oscar critica el deseo que impone la publicidad. A lo que el apunta con esta frase, es a cómo el mercado genera una necesidad en las personas y éstas requieren de los objetos para demostrar que y quienes son, es por ello que habla del objeto como prolongación del yo, porque la publicidad ha internalizado en los individuos la insatisfacción, ha hecho que el sujeto se encuentre en una constante búsqueda; se refiere al goce, a una especie de deseo que no tiene un objeto definido al que perseguir, solo es consumo. Por otra parte, la publicidad ha generado una serie de signos y símbolos que ya están dentro de nuestras concepciones básicas de realidad, por lo que se nos hace lógico necesitar lo que ésta promueve: hemos sido colonizados por la insaciable publicidad, tornándonos también nosotros en sujetos insaciables e inducidos por el consumo. Los medios hoy tienen una influencia muy fuerte: “Seamos o no sus nuevos “creyentes”, la televisión y los media controlan nuestro conocimiento y conversación, influencia nuestras ideas y nuestras distracciones, tiranizan nuestras horas de descanso…” (Dyer. p.123 [citado por Subirats, p. 150]) Lo que nos dice Subirats y nos afirma Brahim, es que es el mercado, como poder, es quien nos ha generado como sujetos de consumo, ya que el poder no nace de una relación entre sujetos, sino que los antecede; el poder produce al sujeto. Al igual que todo discurso, la publicidad genera adhesión y por contraparte, genera resistencia; Oscar Brahim se encuentra en la oposición, utilizando signos de la publicidad para ir en contra de la misma, es antagonista del poder y nace desde su propio discurso.

Si vos lo tomás de una manera épica, la ciudad es una batalla, es un territorio de batalla visual. Es la pantallita que  todo el día te está diciendo como tiene que ser tu vida, y a mí eso me enferma y me voy a morir enfermo. Los humanos nos acostumbramos a todo, somos un bicho que nos acostumbramos a todo, es como que estamos ya anestesiados. No hay ningún virus que pueda descontagiarte de esta invasión absolutamente visual.

Por medio de éste trabajo, el taxista expone la ciudad como escenario del espectáculo: la arquitectura es utilizada como soporte para la publicidad, modificando los espacios urbanos, la publicidad por su parte es utilizada por Brahim, como medio para desarrollar su discurso de protesta político-social, haciendo visible el soporte. La intervención logra dar cuenta de la existencia de un elemento tipo “pantallita” que pierde sentido frente a la operación que hace Oscar sobre éste dispositivo, exponiéndose el soporte mediático y el soporte ciudad.

L A R G O V I A J E